07/12/2016
El restaurante de paellas Cullera de Boix se nutre de la pasta preparada por la novena generación de la familia Sanmartí de Caldes de Montbui, una pasta artesana a base de sémola de trigo duro y agua termal de este municipio barcelonés
Desde hace diez años, Carles Sanmartí lleva las riendas del negocio, manteniendo la esencia del producto. «Para mí lo importante es el respeto por el producto y por el cliente», destaca el propietario.
Cada día la empresa produce unos mil quinientos kilos de pasta seca sin ningún tipo de conservante; su maquinaria hace la mezcla y filtra la pasta utilizando los moldes antiguos, para crear hasta medio centenar de variedades.
Desde hace un año, Pastes Sanmartí provee de pasta artesana a los restaurantes Cullera de Boix de Barcelona.
El producto se elabora con sémola de trigo y el agua termal de Caldes de Montbui y, a diferencia de la pasta industrial, no contiene harina ni huevo. Una vez elaborada, la pasta se seca de manera artesanal en cámaras de madera durante 48 horas, en lugar de las seis que requiere el proceso industrial.
«¿Qué quiere decir «respeto por el cliente»?», interpelamos al propietario mientras nos adentra en esta fábrica de pasta donde las agujas del reloj que debieran marcar el paso del tiempo parecen haberse detenido. «Pues que mantengo el mismo precio en todos los paquetes de pasta. Lo vendemos en la tienda, en los espacios gourmet y en los supermercados locales Sordi Discau. La condición es que no suban el precio. No quiero que la señora de toda la vida que lo compra en nuestra fábrica vaya al supermercado y tenga que pagar más. Es una cuestión de principios», dice Sanmartí.
Por estas fechas, la fábrica Pastes Sanmartí se halla a pleno rendimiento: es en Navidades cuando más pasta se vende de todo el año. Y no solo preparan fideos y galets, sino también la pasta para los canelones, los macarrones o los espaguetis, entre otros formatos.
Quienes gusten de la pasta en su punto, aquí la encontrarán: Pastes Sanmartí tiene más cuerpo y sabor que la pasta industrial y, además, no se pasa si se deja reposar uno o dos días.
Y lo más importante es que está hecha con pasión. «Resulta muy satisfactorio sumar ya nueve generaciones y, si se puede, serán diez», dice Carles Sanmartí. Y es que su hija, encargada de la parte comercial, ha sido madre de un pequeño que, si se dedicara a la empresa, podría convertirse en la décima generación de fideeros Sanmartí.
Con esta esencia de «poco a poco y buena letra», los Sanmartí han mantenido viva una empresa de fideos casi única en Cataluña y que emplea a una decena de trabajadores.
Durante los años en que los fideos en apenas sostenían el negocio, la familia se concentró en la producción de plásticos, dejando en stand-by los fideos, hasta que hace una década Carles Sanmartí retomó el negocio decidido a potenciar la singularidad gourmet.
Pastes Sanmartí tiene su sede en el centro de Caldes de Montbui (Vallés oriental), y un galet gigante preside su entrada. Si se quiere, y es altamente recomendable, se pueden reservar visitas guiadas (así lo hacen cada año unas dos mil personas) para conocer el valor de la pasta seca catalana con más siglos de tradición.
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