04/11/2016
Los mejores arroces de Barcelona, que puedes degustar en el restaurante Cullera de Boix, tienen una fecha marcada en la agenda para lograr uno de sus productos clave para preparar una paella de carne: la tradición catalana dice que el 11 de noviembre, por San Martín, ya llega la temporada de la matanza del cerdo.
En el interior de muchos masías, cuando se acerca la época del frío, se preparan para sacrificar al animal que han sido engordando durante meses. Y esto es así desde hace ya muchos años, siendo una de las ceremonias más celebradas durante siglos para la agricultura catalana.
De hecho, en noviembre, en la iconografía antigua que simboliza los meses del año, viene representada por una pareja matando un lechón; así se puede ver en la portada románica de Ripoll del siglo XII.
El cerdo ha sido y es uno de los alimentos básicos de la dieta de nuestro país, y el sector cárnico sigue siendo uno de los más importantes de la ganadería catalana. Esta ceremonia, en sus orígenes, se celebraba con el objetivo de almacenar la carne para pasar el invierno y, de este modo, las familias podían tener reservas por si venían tiempos más complicados.
Aunque con el paso del tiempo y la evolución de la sociedad las necesidades de la gente ya no sean las mismas, los ritos se siguen celebrando en muchos lugares de nuestro país, donde muchas familias la han convertido en una fiesta, en un momento de hermandad. Incluso esta actividad se celebra en el ámbito público, incluida como una promoción turística de diversas poblaciones de Cataluña como sucede en las comarcas de Osona, el Urgell y el Pallars Sobirà.
La matanza consiste en un conjunto de preparativos que se inician mucho antes del día del sacrificio. Se trata de engordar al cerdo hasta que llega a pesar más de 150 kilos y, entonces sí, ya está a punto. El día señalado se reúnen los amigos y los miembros de la familia dispuestos a colaborar en el trabajo y llevan todos los utensilios necesarios: cacerolas, calderas, lebrillos, aparatos de triturar y embutir, etc.
El cerdo ha sido y es uno de los alimentos básicos de la dieta de nuestro país, y el sector cárnico sigue siendo uno de los más importantes de la ganadería catalana.
Todas las partes del animal se aprovechan. Las tripas del cerdo se limpian y se utilizan hacer el chorizo, sobrasadas, longanizas, etc. Con la sangre junto con el tocino y otros ingredientes como cebolla y especias se elaboran todo tipo de salchichas y morcillas, y de la carne picada salen las salchichas. Unos productos que podemos combinar a la perfección para elaborar, por ejemplo, un arroz de carne con verduras.
También podemos comer los pies, el morro, las mejillas, las orejas … y disfrutar de las costillas, del lomo, hacer mantequilla y, por supuesto, del jamón ibérico. Una larga lista de productos para chuparse los dedos!
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